domingo, 30 de marzo de 2014

ÁFRICA

Autor: Gallardo Martínez
Esta es una obra de ficción y cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, lugares, eventos o escenarios es puramente fortuita. Todo es producto de la imaginación del autor y se emplea en forma ficticia.
 

ADVERTENCIA:
El siguiente material contiene algunas escenas sexualmente explícitas y lenguaje adulto que podría ser considerado ofensivo para algunos lectores y no es recomendable para menores de edad.


 
La imagen está extraída de internet, no se ha podido localizar su autor, para autorizar el uso, su fin es sólo decorativo.
 
 
ÁFRICA
Raúl marchó ese año de vacaciones con su familia a África, a pasar unos días de verano, no era la primera vez, pero este verano si sería su primera vez en algo. Tenía los 11 años de edad. No pensaba que fuera atractivo simplemente normal.

Ese verano conoció a Mercedes, una niñita como él, de 11 años, y también española, de Barcelona, la niña era bien avispada, y era la hija de los dueños del bar que había abajo del complejo hotelero. Se juntaban bastantes muchachos, de edades variadas.

Un día jugando con las cartas, al verdad o atrevimiento, que era un juego que tenía que decir la verdad a lo que te preguntaran, o atreverte hacer algo que los demás dijeran que hicieras, comenzó dicho romance entre ellos.

Las niñas a esas edades son más avispadas, que los niños, que continúan en sus mundos, pero Mercedes era aún más avispada que el resto de su edad. Pues con dicho juego, se fue destapando el romance, que vendrá después. Al final terminaron dándose el primer beso de su historia Raúl y Mercedes, fue un beso largo, y profundo, en el cual se acariciaron sus lenguas por primera vez.

Después de este beso, vinieron más y más besos durante todo el verano, pero nada más, pues Mercedes aun no le habían empezado a despuntar sus pechos, ni a Raúl le había salido vello en su pene, pero este si se ponía duro, con los besos de Mercedes, y de igual modo también Mercedes sentía el pene de Raúl. Raúl lo único que podía agarrar eran las nalgas de Mercedes, algo era. Hasta que al final Raúl regreso al continente europeo.

El invierno transcurrió como son los inviernos en Castilla, fríos, pues de allí era Raúl, y frío pues aunque había niñas en su colegio, pero no conseguía nada de ellas. Al siguiente año, volvieron a repetir el mismo lugar de veraneo. Raúl estaba deseoso de volver,  a ver si repetía triunfo con Mercedes, que a saber si se acordaba de él.

Llegaron de nuevo, y si estaba Mercedes ese año también allí, al principio ni caso le hacía a Raúl, este quería e insistía, pero nada conseguía, a Mercedes ya le habían despuntado sus pechos, eran proporcionados a ella, ni grandes ni pequeños, tenían el tamaño justo para el cuerpo que tenía Mercedes, un cuerpo menudo y muy bien proporcionado, era la que tenía mejor cuerpo de todas las niñas del grupo, pero ni caso le hacía.

Hasta que un día sin saberlo como, entre juegos, con la canción de fondo de Ricchi e Poveri, -si me enamoro de ti...-

Pues se volvieron a besar. Pero estos besos ya eran más sustanciosos, pues notaba Raúl los pechos sobre él, en alguna ocasión y a oscura, pues los acaricio, primero por encima de la blusa de Mercedes, y después por debajo de la Blusa, notando por primera vez la textura de unos pechos, su dureza, la forma de los pezones erectos.

No podía estar mucho tiempo deleitándose, pues al poco ya Mercedes, le apartaba la mano, pero tiempo suficiente para saber que a ella le gustaba que le acariciaran sus pechos, era una nueva sensación que sentía Raúl acariciar unos pechos de una chica, que era de las mejores de su edad, incluso de bastantes mayores. A ella también le gustaba que se lo acariciaran, incluso sus pezones, sentir la sensación de acariciar piel con piel, era una experiencia jamás probada por Raúl. Masajear los pechos de una mujer era algo único para él jamás, había tocado algo similar antes.

Aunque había muchos chismosos merodeando siempre, para ver que hacían, pues era la única pareja de esas edades, incluso de unos años mayores. A Mercedes le encantaba sentir el pene de Raúl que le hacía presión sobre su vagina posiblemente sin tan siquiera pelusilla. Así transcurrió ese verano. Raúl acariciando por fin un pecho piel con piel, sentir como su pene sentía la presión de la vagina de Mercedes, y como le dejaban que sujetara las nalgas de Mercedes para así sentir más presión sobre su vagina.

Termino las vacaciones y vuelta a la realidad de Castilla, y a los fríos, y a saborear ninguna niña de aquella época, pero si comenzó a triunfar en otro campo Raúl, que no continuo.

Había un amigo del colegio, que ya empezaba a despuntar como gay, era Alfonso, se conocían desde los 7 años, pues Raúl no estudio en ese colegio el primer curso de la primaria. Era un chico normal al principio, bueno de cara al exterior. Aunque pasado un tiempo hablando con la familia de Alfonso, ya empezó a notarse su inclinación sexual con los 4 años, aunque se justificaban, pues como era el único niño de la familia y el pequeño, pues solo tenía hermanas, y él quería ponerse la ropa de ellas y no la suya. En el colegio, todo el mundo le decía “marica, maricón” etc… si era gay, pero a Raúl le molestaba que se metieran con él, además que a Raúl le encantaba una cosa de él, que siempre estaba rodeado de niñas, y a Raúl no se le acercaba ninguna, pero ninguna, ninguna.

Así fueron transcurriendo los días hasta los 13 años de edad, en los cuales Alfonso si se le notaba un gran ramalazo, como se dice, pero aún Raúl se juntaba con él, no es que se sintiera atraído sexualmente, más bien era amistad de tiempo, y que tampoco ningún chico de su edad se juntaba con Alfonso, pues era gay, pero tenía las chicas que quería, y Raúl sin averiguar el secreto del triunfo de Alfonso para tener las chicas que quisiera.

Un día Alfonso besó a Raúl, la verdad que a Raúl no le gusto ese beso, sabia feo, no era el mismo sabor que tenía Mercedes, incluso ninguna chica que beso después Raúl que pudo besar bastante más de 100, y hasta se podría aventurar a más de 150 chicas, mujeres que ha besado Raúl en su vida. Ningún beso fue tan feo como con los de Alfonso. Pues no solo se besó una vez, sino varias, pero tampoco tenían las ganas y la pasión de los de Mercedes, ni los de ninguna otra chica.

Raúl puede estar tranquilo que no es gay, y que no les gustan los gay’s. Pues prefería estar solo que estar con un gay. Con Alfonso si fue probando otras cosas, pues tenía un pene descomunal, era tremendamente largo, y entre ellos pues empezaban a masturbase, uno agarraba el pene del otro y así se complacían, también hubo varias mamadas entre ellos. Primero te la chupo yo, y después me la chupas tú. Pero que a Raúl no le convencía eso, prefería acariciar los pechos de Mercedes, que ya no hubo suerte de volver a ir a verla, y pasar otro estupendo verano.

Seguro que si hubiera ido algún otro verano se la hubiera trajinado, o Mercedes se hubiera trajinado a Raúl.

Después de terminar el último curso de la primaria con 14 años, pues se fue alejando de Alfonso, pues tampoco le satisfacía interiormente, pues si le hacían mamadas de su pene, pero luego él tenía que hacer lo mismo, y eso no le convencía mucho, que seguro hubiera preferido mis veces antes que le hubiera hecho una mamada Mercedes, que seguro la hubiera echo gustosamente, pero no sabía él que eso se hacía.

Al comenzar la secundaria, ya Alfonso iba por un sitio y Raúl por otro. Siguieron viéndose, pero ya no había nada entre ellos, pero siempre Alfonso estaba rodeado de bastantes chicas, y Raúl jamás tuvo un aren a su alrededor.

Fueron pasando los años, y siempre Raúl estaba con alguna, duraba 3 meses con una, después otros 5 meses con otra, pero siempre estaba con alguna, solo una vez en su vida estuvo con dos a la vez, y la de veces que se arrepintió.

FIN


UN VERANO ESPECIAL



Autor: Gallardo Martínez

Esta es una obra de ficción y cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, lugares, eventos o escenarios es puramente fortuita. Todo es producto de la imaginación del autor  y se emplea en forma ficticia.


ADVERTENCIA:
El siguiente material contiene algunas escenas sexualmente explícitas y lenguaje adulto que podría ser considerado ofensivo para algunos lectores y no es recomendable para menores de edad.


La imagen está extraída de internet, no se ha podido localizar su autor, para autorizar el uso, su fin es sólo decorativo.

  
 UN VERANO ESPECIAL

Manuel era un estudiante con 16 años recién cumplidos, ese año había suspendido una asignatura inglés, no es que fuera ni mal estudiante ni buen estudiante, pues el resto la había aprobado, pero también había podido haber suspendido alguna más, pero el inglés era una signatura que no le gustaba, que en esa época no la veía interesante, y en consecuencia ni se preocupaba por ella.

Por tal motivo busco un profesor para ver si aprendía dicha materia, y aprobarla a la vuelta de las vacaciones del verano. Al final tras algunas averiguaciones, surgió un profesor, más bien profesora, Lucia era su nombre. Lucia había estudiado inglés, había estado un tiempo en Inglaterra aprendiendo inglés, y cumplía con creces las pretensiones iniciales.

Lucia era ama de casa, se encontraba casada con su esposo, y tenían un hijo. Su esposo era electricista y trabajaba en una empresa importante de la zona, siendo su trabajo similar al de un funcionario del estado, trabaja lo justo, y sabe que estará toda la vida en dicho trabajo, que por cierto está bien remunerado para la zona donde se vive. Puede llegar a cierta edad en la cual la empresa estima que ya no es productivo, y le dan la baja, con una buena jubilación. Con lo cual Lucia tenía una vida cómoda y tranquila, pero un dinero extra siempre viene bien, aunque en verdad buscaba algo más. Su esposo dormía todos los días en casa.

Después de unos días de clases de inglés en aquel verano, jamás tuvo oportunidad de ver Manuel a nadie por la casa, ni su hijo que tenía unos 4 años, ni su esposo, ni nadie. Las clases transcurrían con total normalidad en aquel verano, pero se iban haciendo pesado tanto inglés para alguien que no le gusta, así que entre lección y lección, pues hablaban de otras cosas.

En una de las ocasiones Lucia le confeso a Manuel que jamás ella había sentido placer en sus relaciones íntimas con su esposo, que se había quedado embarazada nada más venir de Inglaterra, que en la primera vez que lo hizo se quedó embarazada, y que jamás había sentido placer en las relaciones con su esposo. Manuel se quedó preocupado, pues no podía llegar a entender eso. Que hagan dos personas el amor, y la mujer no sienta ningún placer. Lucia le decía que no solo era cuestión de la penetración, que además estaban los juegos anteriores, que su esposo ese paso se lo saltaba e iba directamente a la penetración, se quedaba satisfecho y fin del día. También le decía Lucia, que como ella había muchas mujeres que le pasaba esto, que no era la única. También le comento que ella no quería tener ya más niños, que había tenido uno, y que había optado por colocarse el DIU, y ya no tenía más niños.

A Manuel le atormentaba la idea que él pudiera ser un hombre que no le pudiera dar placer a una mujer, y hablaba con Lucia de los secretos para que no le sucediera a él lo mismo. Ella le contaba, que había que besar antes con pasión y con ganas, que no solo besos en la boca, que también había que besar el cuello, besar las orejas, besar todo el cuerpo, pero no de cualquier forma sino con pasión con ganas, con deseo. Manuel llego a tal extremo que quería complacer a Lucia, no por tener con ella una simple aventura, sino por hacerla feliz un instante. Como si fuera darle un vaso de agua a la persona que tiene sed. Jamás pensaba en tener una satisfacción propia ni mucho menos.

Pasaban los días y nunca encontraba el momento propicio para decírselo, hasta que un día sin saberlo Lucia después de hablar de dicho tema se quedó mirando fijamente a Manuel, Manuel de igual modo miraba los ojos de Lucia le encantaba mirar sus ojos, cuando de repente ambos estaban unidos en un beso apasionado y profundo. No se sabe si fue Manuel quien beso o Lucia quien beso a Manuel, fueron ambos. Manuel acaricio los pechos de Lucia, y Lucia lo iba guiando, era la primera vez que Manuel acariciaba unos pechos de una mujer, eran unos pechos grandes, de una mujer que había tenido un hijo, pero para Manuel le parecían maravillosos, eran bandos, tiernos, y deseosos que alguien los acariciara. Manuel acariciaba sus pezones con ganas, era la primera vez que sentía esa sensación, y le embriagaba de placer, Lucia se quitó la camisa que tenía, y su sujetador, quedando libres sus pechos, no eran unos pechos erectos y duros como los que pueden salir en las revistas, pero a Manuel les parecían perfectos, eran bonitos, pues era la primera vez que veía unos pechos así de cerca, y que tenía la oportunidad de estar acariciándolos, tocar todo el pecho, acariciarlo, sabiendo que no le iban a decir que no, pues Lucia de igual manera lo agradecía que le estuvieran acariciando sus pechos, que en ese instante eran los pechos más perfectos para Manuel, y Lucia lo sentía de igual modo y se sentía orgullosa de ellos, el mismo placer que sentía Manuel acariciándolos sentía Lucia, sentía Lucia que sus pechos eran perfectos, no pensaba que estaban ya caídos, blandos, y algo grandes aunque así lo había sentido otras veces pero en dicha ocasión ambos sentían que era los pechos más perfectos de la humanidad. Sentir la primera vez de acariciar sus pezones, grandes, duros, era una sensación maravillosa, acariciar su textura, era algo que jamás lo había sentido Manuel, y más sabiendo que no le iba a decir que no Lucia, pues ella se sentía muy feliz de ver a alguien disfrutar de ella, como lo estaba haciendo Manuel, y digo gozo lo sentía ella.

Manuel le beso la oreja, el cuello, como anteriormente le había dicho Lucia que se tenía que hacer con una mujer, Lucia empezó a dar muestras que estaba disfrutando de ese momento tan especial, con ligeros gemidos de placer, Manuel aunque sin saberlo de antes, intuyo que estaba consiguiendo su objetivo darle placer a Lucia, aunque de igual modo él estaba disfrutando al estar teniendo esa primera experiencia.

Manuel ya había tenido otras muchas más aventuras, con chicas de su edad, se había besado en la boca, había intentado acariciar algún pecho, algunas veces con fortuna, otras veces sin éxito, pues le habían retirado la mano antes de poder tocar nada. Las veces que pudo tocar algo, al poco rato ya le dijeron alto, algún trasero de alguna chica, pero nada más había conseguido. Además que en todas las veces anteriores, sabía que en cualquier momento le decían alto, se terminó, o llegaba alguien y se terminaba todo. Pero con Lucia era diferente, sabía que Lucia no le iba a decir alto, también sabía que la clase acababa de comenzar, y prácticamente tenía 45 minutos, para estar disfrutando de Lucia, y del mismo modo Lucia lo sabía. Pues había comenzado a estar disfrutando, y se lo hacía saber de igual modo a Manuel a través de sus gemidos de placer, que iban manado de su garganta.

Manuel estaba ilusionado acariciando los pechos de Lucia, y Lucia estaba igual de ilusionada que Manuel se lo estuviera acariciando con tal pasión, pues para ambos ese era su tesoro más preciado en ese instante, y lo estaban trasmitiendo a la otra parte, Manuel comenzó a besar los pechos más maravillosos que había visto hasta entonces, empezó a jugar con el pezón de Lucia, que recorría con su lengua todo su pezón sacando el néctar que por sus poros manaba, el néctar del sudor impregnado de placer, Lucia de igual modo le transmitía el placer que estaba recibiendo aumentando sus gemidos, dándole las órdenes precisas a Manuel, para que acariciara de una manera especial sus zonas del cuerpo, Lucia fue desnudando a Manuel, sin prisas pero con decisión, Manuel aunque más inexperto pero intentaba hacer lo mismo, aunque cuando intentaba desabrochar el pantalón pronto llegaba Lucia y lo había por él, bajo la mano Manuel, para acariciar la vagina de Lucia, tenía poco vello púbico, pero en ese momento Manuel no le importaba, era la primera vez que iba acariciar una vagina, y sabía que Lucia no se lo iba a impedir, pues ella también estaba deseosa de que se la acariciaran con la misma pasión como le estaban besando sus maravillosos pechos. Fue Manuel acariciando toda la vagina de Lucia con el acompañamiento de la mano de Lucia, aumentando en intensidad los gemidos de Lucia, finalmente Lucia no podía soportar ese placer, y desnudo por completo a Manuel, quedando ambos sin ropa, Lucia acerco su clítoris al pene de Manuel, y con la simple presión del pene y unos pequeños movimientos ascendentes y descendentes y Lucia lanzo un gemido de placer, un gemido peculiar con una mezcla de llanto y alegría, dicho gemido le pareció maravilloso a Manuel, Lucia se quedó un rato parada pero sin dejar de estar presionado el pene de Manuel, fueron unos instantes, para continuar luego Lucia y busco con su vagina el pene de Manuel, una vez que se introdujo, con total facilidad en su vagina, a modo que estaba esperando su vagina que llegara tal visitante, fueron unos pocos movimientos para conseguir que Manuel eyaculara en su interior, Lucia no gemía como antes, pero se le notaba su total satisfacción por ese instante, su gemidos fueron como al principio. Quedándose un rato ambos en dicha posición abrazados y sellando esa primera relación con un profundo y eterno beso de ambos. Estando así sonó un despertador que era la señal que indicaba la finalización de la clase, ambos se apresuraron para vestirse, Pero Manuel no dejaba de admirar el cuerpo desnudo de Isabel, que le estaba pareciendo maravilloso, y Lucia lo percibía dichas miradas, es posible que nadie la hubiera admirando antes de esa forma, pues Lucia era mayor que Manuel, tendría los 28 años, algo rellena, por el embarazo, aunque de joven hubiera estado más delgada, estaba ancha de caderas, y aparentaba mayor edad, unos 5 años más, ella sabía que su cuerpo se había transformado a peor, pues todo el mundo se lo estaría recordando, pero en ese instante se sentía la mujer más deseada del mundo, pues ese sentimiento se lo estaba transmitiendo Manuel, que viéndola desnuda, le parecía la mujer más bella que jamás hubiera visto.

Es posible que Manuel ya pasados bastantes años, el ver a su esposa desnuda sienta el mismo placer que sintió en ese momento. Pues los hijos transforma a las mujeres la edad juega a su contra, y para muchos prefieren a una mujer más joven que tiene un cuerpo más perfecto. Pero en el caso de Manuel, le han de venir esos recuerdos, y sienta un placer mayor al ver una mujer de 35 que una mujer de 18.

Manuel no era la primera vez que veía una mujer completamente desnuda, ya la había visto anteriormente en bastantes playas nudista, normalmente Manuel se había fijado en las chicas un poco mayores que él, no fijándose jamás en una mujer que ya estuviera deformada por el paso de los hijos, y el paso del tiempo. Pero en ese momento había disfrutado con una mujer mayor, había sido su primera vez, y fue realmente satisfactoria para ambos. Por eso Manuel sentía más placer al ver a su esposa después de haber tenido los hijos, que al principio que aún no le habían ensanchado las caderas, y estaba en mejor forma física.

Lucia tenia no tenía un vientre plano, pero a Manuel no le importaba lo mas mínimo, la veía perfecta cuando se estaba vistiendo, y Lucia lo sentía que podía ser la primera vez que un hombre la estuviera mirando con tal deseo.

Pasados unos años, cuando Manuel tendría los 25 años aproximadamente marcho de vacaciones a la costa de Almería, allí la estuvo recorriendo, una tarde cruzo algunas palabras con una chica de unos 22 años, tenía un cuerpo escultural delgada, bonita de cara, en fin se podía ver que dicha chica se cuidaba su aspecto físico. Manuel estaba sentado en la orilla de dicha cala, había muy poca gente en dicha cala, pero él tenía la mirada perdida en el horizonte del mar, cuando de repente sin darse cuenta surgió del mar, la chica con la que había estado antes cruzando unas palabras, estaba bañándose, y Manuel no se había fijado antes en quien estaba en el agua o no, pero salió del agua esa chica, estaba justamente enfrente de Manuel, y ella estaba saliendo del agua, solo llevaba la parte inferior del bikini, iba con sus pechos al aire, era una mujer como las que aparecen en las revistas de adultos, totalmente desnuda, y estaba allí, justamente delante de Manuel, cualquier hombre se hubiera quedado estupefacto al ver a esa mujer, pero Manuel como que si reconocía que estaba realmente muy bien, rozando la perfección, pero no sintió un deseo por ella, incluso con el paso del tiempo recordándolo tampoco le causa placer, siente por ejemplo mas placer viendo a su esposa, pues es posible que en su subconsciente le vengan los recuerdos de esa primera vez con Lucia.

Han pasado casi 30 años de esa primera vez con Lucia y Manuel ha tenido infinidad de relaciones con mujeres, pues no la recuerda todas, mujeres mayores jóvenes, blancas, negras, asiáticas de multitud de países e incluso de todos los continentes, podría aventurarse a decir, que ha estado con más mujeres en su vida que años pueda vivir en este mundo, con pechos deslumbrantes, pechos caídos, con figuras esculturales, con figuras que la verdad da vergüenza reconocerlo, pero mujeres mucho más bajas que él unos 20 centímetros, y que podían pesar perfectamente los 115 kg, o hasta incluso más, pero para él sigue siendo la mujer perfecta la mujer con la figura de Lucia. Será por esa primera vez.

Finalmente se vistieron, se despidieron con un beso en los labios, y me le dijo Lucia que mañana te espero a la misma hora.

Ese día Manuel estaba eufórico, pero a quien se le iba a contar, si se lo cuenta a cualquier amigo ninguno se lo cree, y lo dejan por mentiroso, puedes tener relaciones con una novia, pero con una profesora particular en su casa, con hijo y con esposo, nadie lo cree, y menos a esa edad. Así que dicha euforia pues como nada, no lo podía decir, y mejor que no lo hizo, aún seguro que alguien al verlo al cabo de los años le hubiera visto, y lo hubiera recordado que le había intentado engañar Manuel, con dicho cuento.

Como anécdota Manuel un día estaba haciendo el amor con su esposa, ya habían podido pasar perfectamente los 25 años de esa primera vez, y su esposa estaba gimiendo de placer haciendo el amor los dos. Sus gemidos se podían oír en el piso superior, en el cual vivía una pareja con dos hijos el esposo oyó los gemidos y pensó que algo malo podía suceder, había tenido 4 hijos, pero dichos gemidos no lo podía relacionar con el acto que estaba haciendo Manuel con su esposa, y salió de su cuarto preocupado, y hablo con una de sus hijas, y esta le dijo que estaban haciendo el amor, los de abajo. Pasado un tiempo le dijo la esposa de arriba, que ella jamás había sentido placer alguno con su esposo, a pesar de haber tenido 4 hijos en común. Con lo cual hay gentes en este mundo que pueden morir sin haber escuchado jamás gemir de placer a su pareja. La verdad que para Manuel le resultaría muy gratificante el sentir que su pareja estaba disfrutando de ese acto tanto, sin poder remediar los gemidos de placer.

Al día siguiente, llegó Manuel puntual a su cita con las clases de inglés, Lucia lo esperaba, hablaron un poco del día anterior, y se volvieron a fusionar en un nuevo beso, profundo y eterno, a Manuel le encantaba dicha sensación besar a una mujer adulta, con experiencia, sabía que no le iba a decir nada, que le daba lo mismo saber o no saber, ya estaba Lucia para guiarlo, rápidamente entro su mano por debajo de la camisa, para llegar a los pechos más maravillosos del mundo, acariciar la textura de sus pezones, la suavidad de sus pechos, Lucia le dijo te gustan mis pechos, y Manuel le dijo que sí que eran maravillosos los más bonitos que jamás había visto, que le gustaría tener él unos pechos así, que jamás se cansaría de acariciarlos, y Lucia muy gustosamente se despojó de su camisa y del sostén que llevaba dejando al aire el tesoro más preciado que Manuel tenía a su alcance.

La verdad que Manuel se podía estar horas acariciando esos pechos tan maravillosos, y a Lucia le encantaba que se lo acariciara, no por el hecho que se lo acariciaran sino porque ella percibía en las caricias que eran los pechos más lindos que jamás había visto Manuel, más bien no habían sido los más lindos, pero si los únicos a los cuales había tenido acceso Manuel, pero al ser los únicos que había podido acariciar sin ningún problema les parecían los mejores, aunque en verdad eran los únicos. Todos los demás habían sido de forma esporádica, y sin opción de poder continuar. Pero tenía total libertad de acariciarlos de jugar con su lengua con esos pezones tan maravillosos, a Lucia le fascinaba tal situación. Se eternizaban los juegos amorosos entre ellos, disfrutaba Manuel de cada parte de su cuerpo, y Lucia gozaba aún más de dicho momento. Manuel se apresuró en quitarle los pantalones a Lucia, pero Lucia le tenía reservado algo especial, le pidió que jugara con su vagina, en concreto con su clítoris, y Manuel lo hizo, Lucia gozaba de dicho momento, y Manuel disfrutaba de sus gemidos, estando Manuel acariciando su clítoris Lucia tuvo su orgasmo, Manuel con el tiempo lo sabría, pues en esos momentos no pensaba ni reflexionaba. El orgasmo de Lucia, era algo especial, como lo era ella, era una mezcla de como llanto y placer, algo muy característico, y que jamás olvidara Manuel, por caprichos del destino al llegar Lucia a su órgano Manuel bajo un poco más la boca, o Lucia separo su clítoris, pero Manuel bajo más la boca acariciando los labios interiores de la vagina de Lucia, disfrutando en ese momento del placer de saborear el jugo que manó del orgasmo de Lucia, Lucia se apresuró a decirle a Manuel que dejara de besarle su vagina, pues ella sabía que su vagina había expulsado un líquido, y no quería que Manuel pudiera darse cuenta, o que pensaba Lucia que sería una sensación desagradable para él. Pero Manuel insistió en seguir saboreando dicho néctar que había manado de la eyaculación de Lucia, la vagina de Lucia tenía un saber diferente en ese momento, era un sabor rico y excitante, Lucia lo dejo, sin llegar a pensar que rápidamente volvería a sentir placer, un placer mayor que antes, por sus gemidos, estuvo bastante tiempo gimiendo de placer, Manuel por un lado estaba besando la vagina de Lucia, y por otro acariciando los pechos de Lucia, alguna vez bajaban sus manos para acariciar el trasero de Lucia, que le resultaba a Manuel maravilloso, e interminable, a Lucia le encantaba que Manuel estuviera tan agradecido con su cuerpo, que seguramente antes todo el mundo le diría, Lucia menudo “culo” estas echando, cuídate, pero ahora llegaba Manuel y le encantaba su trasero, y Lucia gozaba a un más de dicha situación. Finalmente Lucia le pidió a Manuel que dejara su vagina, y acepto Manuel, pues ya la vagina no estaba igual de deliciosa que antes, no es que estuviera fea de sabor, simplemente no estaba igual que al principio.

Subió Manuel, pero se quedó a medio camino acariciando los pezones de Lucia, la vagina de Lucia comenzó a buscar el pene de Manuel como sabueso que busca su presa, encontrándolo rápidamente, y más rápido entro, comenzó Lucia a moverse rápidamente, teniendo varios orgasmos seguidos, por los gemidos, llego el primer orgasmo, con su gemido característico, siguió gimiendo un poco más, pero no dejaba de moverse, sabiendo que le llegaría enseguida su segundo orgasmo, siguió moviéndose, para su tercer orgasmo, pero se dio cuenta que ya Manuel había eyaculado en su vagina, le quedaba poco tiempo y se apresuraba a tener su tercer orgasmo en la penetración y le llego, es posible que si Manuel no hubiera eyaculado, hubiera seguido Lucia, se dio cuenta ese día que no solo un orgasmo podía tener, sino hasta cuatro, como tuvo ese día.

Prácticamente todos los días tuvieron sexo ese verano, pues Lucia tenía unos periodos de menstruación un tanto descontrolados, que ni ella misma entendía, con el paso del tiempo Manuel si los entendió, aunque nadie se los llego a explicar, ni a confirmar su teoría. Pero podía estar Lucia bastante tiempo sin que le bajara el periodo, después al cabo del tiempo, le venía un periodo bien largo, y seguido de bastantes meses sin periodo, otras veces, las tenías cada mes. En los meses de verano no llego a menstruar ningún día. Pero su vagina a los pocos días ya cambio de sabor, y no estaba tan rica como esos días, fueron unos tres días con dicho sabor rico, pasados esos días en los cuales Manuel saboreaba su vagina, y Lucia gozaba de ese momento, ya fue todo decayendo. Lucia esperaba que Manuel bebiera el jugo de su vagina, pero este ya no estaba tan rico, incluso paso a estar malo, sin saberlo los motivos. Lucia pensaba que debía de estar duchada antes que llegara Manuel, pero no era eso, pero Lucia no sabía el porqué.

Lo hicieron de varias formas, incluso varios días Lucia quiso chuparle el pene a Manuel, y aprendió que era mejor tenerlo afeitado, pues se lo pidió Lucia. Lucia se desabrochaba la camisa, o se la quitaba dejando al aire sus pechos, e introducía el pene en su boca, cerraba los ojos y de vez en cuando miraba a Manuel, se lo introducía todo en su boca y no paraba de mover su cabeza, de vez en cuando lo chupaba de lado, con la lengua, después introducía las bolas de Manuel en su boca, continuando moviendo el pene con su mano, tocaba todas las bolas con su lengua, acariciando cada parte de las bolas, Manuel siempre estaba acariciando sus pechos, y eso le debía de excitar mucho a Lucia, que un hombre estuviera tan feliz, y contento con sus pechos, que seguro alguien lo había criticado antes, y ahora ella era feliz que a Manuel le encantara acariciar sus pechos con tal pasión. En el momento de eyacular era algo complicado, pues en la primera ocasión salió con tal fuerza que impacto en el techo. No fue por la edad, más bien fue por el placer sentido. Pues años después con unos 30 y algo de años también le sucedió a Manuel, pero será en otra historia. En esta ocasión salió con tal fuerza que impacto en el techo, quedando allí, Lucia no daba crédito, ni Manuel tampoco, el resto del semen impacto por otros sitios, además que en ese momento de llegar a pesar de haberse agarrado Manuel a los pechos de Lucia, ella no lo intuyó, también tenía las bolas en su boca, y los ojos cerrados, así que se perdió como salió el jugo del pene. En posteriores veces se tomó la precaución de poner un trapo cuando iba a llegar Manuel, Si Lucia tenía el pene en su boca Manuel la apartaba.

Otras posiciones que practicaron fue penetrar a Lucia por detrás, Manuel tenia para su total disposición el trasero de Lucia, era grande pero maravilloso para los ojos de Manuel Disfrutaba mucho viéndolo y Lucia más dándole dicho placer, además que Lucia no se sentía muy feliz con dicho trasero, pero le agradaba que fuera del gusto de Manuel, Manuel en alguna ocasión mientras penetraba a Lucia, intento sin éxito el introducirle el dedo por su ano, a Manuel le apasionaba la idea de introducir su dedo en el ano de Lucia mientras la estaba penetrando, pero Lucia jamás quiso que sucediera eso, Pero a Manuel le excitaba ver el ano de Lucia.

Finalmente llegó el fin del verano, se hizo el examen, y ni bien ni mal, ni recuerda Manuel si aprobó dicho examen, o le suspendieron, o simplemente lo aprobaron, la verdad que con el paso del tiempo ni se acuerda Manuel de dicho examen, si recuerda que al llegar de nuevo a casa de Lucia había alguien allí, y no pasó nada, Quiso Manuel repetir las clases en invierno, pero Lucia tenía a su hijo por las tardes, y no podía dar clases, quedando Lucia para el recuerdo. Al verano siguiente volvió Manuel a intentar dar las clases de nuevo, pero Lucia ese verano no daba clases, pues se iría de veraneo todo el verano. Al final fue pasando el tiempo, y ya jamás volvió a ver Manuel a Lucia. Aunque si vio más años a su hermana pequeña, pues vivían los padres de Lucia cerca de Manuel, pero jamás volvió a ver a Lucia, incluso Lucia cambio de vivienda, pero ya jamás tuvo oportunidad de volverla a ver, si viendo a su hermana pequeña y aun hermano suyo, pero de Lucia no volvió a saber nada.

FIN

Correo electrónico: gallardo.martinez@mail.com
http://gallardomartinez.blogspot.com/
http://wattpad.com/gallardomartinez

domingo, 9 de marzo de 2014

LA POZA TERMAL



Autor: Gallardo Martínez
 

Esta es una obra de ficción y cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, lugares, eventos o escenarios es puramente fortuita. Todo es producto de la imaginación del autor y se emplea en forma ficticia.


ADVERTENCIA:
El siguiente material contiene algunas escenas sexualmente explícitas y lenguaje adulto que podría ser considerado ofensivo para algunos lectores y no es recomendable para menores de edad.


La imagen esta extraída de internet, no se ha podido localizar su autor, para autorizar el uso, su fin es sólo decorativo.

 

LA POZA TERMAL

Era un día cualquiera, en el cual después de visitar las pertenecías de Isabel, por el interior del País, se dirigían hacia su lugar de residencia en la costa, pensaron comer más adelante en un balneario de aguas termales. Isabel estaba algo estresada pues se habían retrasado bastante tiempo en las diferentes visitas, además que era la primera vez que viajaba Isabel solo con su secretario Adolfo. Pues siempre habían hecho ese trayecto con su chofer y Adolfo, pero en esta ocasión no pudo. Poco antes de llegar al balneario dieron con los bajos del vehículo contra el suelo, y aunque no iban a mucha velocidad, pero el motor se dañó por una piedra, y fueron perdiendo el aceite del vehículo hasta su llegada al balneario, no percatándose en ningún momento de tal suceso.
 
A su llegada Isabel y Adolfo, vieron que eran prácticamente los únicos en el restaurante, salvo dos personas más que estaban sentadas solas, y una pareja lo más peculiar. Él era una persona muy gruesa, como de unos 60 años, algo afeminado y de rasgos europeos, y en frente de él, la que parecía su esposa, una mujer esbelta con unos rasgos indios muy marcados en su cara de unos 30 años, con ropa occidental y de diseño, que se afanaba en atenderle, y darle todo lo que necesitaba. Le sirvieron la comida a Isabel y Adolfo, pidiendo Isabel un vino, para acompañar los alimentos, a lo que Adolfo no pudo acompañar en dicho vino, pues después deberían de continuar el viaje. Al terminar, quiso Isabel continuar rápido su regreso, a pesar que les ofrecieron los servicios del balneario, antes de llegar al coche, se dieron cuenta que bajo este había una gran mancha de aceite negro, que provenía del motor, estando el vehículo totalmente fuera de servicio, y necesitando una reparación, que en esos lugares se iba a demorar bastante. Se pusieron en contacto con un mecánico para que efectuara la reparación, pero este hasta el día siguiente no podía llegar, con lo cual no había otra opción que quedarse en el balneario al menos un día, hasta la llegada del mecánico.
 
Isabel con el enfado que tenía a consecuencia del contratiempo decidió reservar las habitaciones en el balneario, e irse a descansar, estaba siendo un viaje nefasto. Adolfo por su parte decidió ir la zona de baño del balneario, al llegar allí, pudo encontrar que se estaba bañándose sola la mujer que acompañaba al gay de 60 años. Se quedó muy sorprendido Adolfo al ver a dicha mujer bañándose, pues aunque antes la había visto, y se podía adivinar la figura esbelta que podía tener, al verla en traje de baño aún deslumbrada más, tenía un cuerpo escultural, unos senos redondos, perfectos, unas piernas interminables, unas caderas de infarto, una figura deslumbrante, su cabello largo, negro y brillante que tenía en el restaurante, aparecía ahora cubierto por un gorro de baño.
 
-          Se decide a entrar -dijo la mujer- el agua esta perfecta.
-          Si, -respondió Adolfo-
 
Una vez los dos en el agua se entrecruzaron miradas, que consiguieron poner nervioso a Adolfo, finalmente se presentaron.
 
-          Cuál es su nombre –dijo Adolfo
-          María, y su nombre es.
-          Adolfo

Dándose el típico beso en la mejilla.

-          Y su esposa no se decide acompañarle en el baño
-          No es mi esposa –respondió Adolfo- Estoy soltero. Ella es Isabel, mi socia y también mi jefa en otros asuntos.

Adolfo no se le podía evitar mirar los pechos de aquella mujer, pues se le veía que a pesar de los 30 años que tenía, los tenia erectos, duros, y muy bien formados, además que se le marcaban sus pezones atreves del bikini, unos pezones grandes, gruesos, mostrado una perfecta alineación de sus pechos.

Pues al darle el beso María sus pechos habían contactado con él, y eso le había causado una agradable sensación. Pues aunque había sido de una forma muy sutil, parecía que había sido con intención.

María se dio cuenta desde el principio a donde se dirigían los ojos de Adolfo, sin importarle lo mas mínimo, además que ella lo veía normal que los hombres dirigieran sus miradas hacia sus pechos, pues no todos los días se podían entrever unos pechos tan perfectos como parecían que se ocultaban tras el bikini.

-          Y su esposo, no la acompaña, -dijo Adolfo-

Pues no había duda ella llevaba el anillo de estar casada, un anillo grande, hecho a mano, de oro viejo.

-          En el dormitorio, descansando –Respondió María- El viaje le ha resultado muy cansado. Además que tampoco le gusta bañase en las piscinas.

María se alejó un poco nadando sin darle la Espalda y con una sonrisa, volviendo de nuevo al rato.

-          Es una historia muy larga, - le dijo María- si es mi esposo, pero como si no lo fuera.

María jamás hablaba de ese tema de su vida privada, pero la mirada de Adolfo le inspiraba mucha confianza, eran unos ojos grandes los de Adolfo, y a ella le encanto, su mirada le transmitía tal confianza, que podría contarle todo, que llevaba ocultando muchos años, que ella siempre había negado a todos, pero Adolfo era diferente no le podía ocultar nada. María lo volvió a mirar sin decir nada, pues disfrutaba mirándole, era tan intensas sus miradas entre ellos que se presagiaba un beso intenso y con pasión. Volviéndose a retirar María nadando de espalda, sin dejar de mirarlo, Adolfo la siguió de cerca.

-          Perdone, -Adolfo le dijo- pero me pareció algo extraña la pareja que hacían ustedes, perdone mi intromisión.
-          Guárdeme el secreto, pues es la primera persona que le digo esto, pero es usted un desconocido para mí. Pero no sé porque me inspira tal confianza, que no puedo evitarlo decírselo.

Adolfo le transmitía en su mirada tal confianza, que no podía ocultarle nada, era como si el mayor secreto que tuviera en lo más profundo, le oprimiera de tal forma que necesitaba que saliera para confiárselo con él, pues él la comprendería y lo ocultaría con ella.

-          Mi esposo es gay, incluso tiene a otro hombre de pareja, y son pareja desde los 15 años.

Despertando aún más la curiosidad de Adolfo, pues no le coincidía nada todo eso. Como podía estar casada con un gay, y además que su esposo tenía una pareja desde los 15 años.

Sonriéndole de nuevo María, mirándole a los ojos que no podía resistirse a dicho encanto.

-          Ves Adolfo cómo es una larga historia. Empecé a salir con él, todo el mundo hablaba referente de su homosexualidad, además que era el único heredero de unos grandes almacenes, que gracias a su homosexualidad había conseguido darle un giro al negocio, consiguiendo un aumento grande en las ventas, que él se sentía bien siendo gay, incluso los resultados económicos, también le daba la razón, pero que su familia no lo aceptaba, así para acallar rumores sobre su homosexualidad comenzaron a salir, pues él me dijo toda la verdad.

Continuaba María hablando sin dejar de mirar los ojos de Adolfo, y él hacía lo mismo.

-          Estaba de acuerdo con su forma de ser, y le agradecí su sinceridad desde el primer momento. Un día me pidió matrimonio pues estábamos muy a gusto ambos Pero que sería un matrimonio de conveniencia, pero solo lo sabíamos los tres, ellos dos y la pareja de su esposo. Además que dicha boda, le reporto la adquisición del negocio de los grandes almacenes. Además que en la sociedad que se vivía se acallaban muchos rumores, y en consecuencia nos sentíamos todos mejor.

Quedándose callado en todo momento Adolfo, pues no podía dar crédito a lo que estaba oyendo. María le dijo:

-          Perdone por haberle contado todo, que jamás le había contado eso a nadie, pero que no sabía cómo te lo he contado.

Se pusieron ambos a seguir nadando en la piscina de aguas termales. Adolfo quería cambiar de tema de conversación, pues pensó que seguir preguntándole podría hacerle sentir mal.

-          Vienen mucho por este lugar, esta es mi primera vez que vengo, y no venía al balneario.
-          Vengo mucho –dijo María- Pues me trae gratos recuerdos de mi adolescencia y suelo venir cada cierto tiempo.

De vez en cuando Adolfo sentía unas ganas tremendas de besar a María, pues se cruzaban unas miradas entre ellos muy penetrantes, pero Adolfo temía que si le daba un beso sufriera un tremendo bofetón, de echo ese debía ser el motivo de seguir estando soltero, el miedo que sufría al dar ese paso cuando estaba al lado de una mujer. Además que estaba casada, por conveniencia, o por lo que se quisiera, pero estaba casada.

Finalmente entre nadar un poco, alguna caricia que le hacía María, sin la mayor importancia, pero él no sabía cómo dar ese primer paso para besarla.

Pero más miedo tenia ella en darle un beso que no podía resistirse, pues a pesar de tener 30 años, jamás había besado a nadie, salvo los besos en la mejilla, y alguno en los labios, pero en esta ocasión María tenía unas ganas locas de besar a Adolfo, con un beso profundo acariciar su lengua con la suya, y dejar pasar el tiempo. No sabía el motivo, de tal situación, pero tenía unas necesidades imperiosas de besar a aquel hombre que no llevaba hablando más de 30 minutos, sería su mirada, sería su físico, no sabía que era lo que pasaba, pero tenía unas ganas irremediables de abrazarse a Adolfo, y besarlo con un beso eterno, pero de igual modo, pensaba y como se besa.

Ambos estaban deseosos de besarse, pero ninguno sabia como comenzar, y sobre todo Adolfo tenía miedo a la posible reacción de María, pues estaba casada, en fin cada vez que le venía a la imaginación algo, mas confundido quedaba. Seguían ambos nadando, uno al lado del otro, sin quererse separar, mirándose.

Además que de vez en cuando podía ver los pechos de María, cubiertos por su bikini, y más deseos le entraba de besarla, pues los veía tan perfectos, con sus pezones siempre erectos, que se volvía loco.

María también era participe de ver que se le iban los ojos a sus pechos, y como rápidamente cambiaba la mirada, para que ella no se diera cuenta, pero eso le excitaba mas a ella. Verlo como inconscientemente se le desviaba la mirada, para al rato volver la mirada. María siempre que podía nadaba de espalda para provocar dicha situación y hacer que Adolfo volviera a mirar sus pechos. A ella le encantaba que Adolfo la mirara sus pechos, e intentaba que siempre estuvieran al alcance de sus ojos.

De repente y sin saber cómo, pero se encontraron uno en frente del otro mirándose detenidamente y en silencio, sintiendo Adolfo como los pechos de María estaban en contacto con él, paso sus brazos por la cintura bien marcada de María, y esta le correspondió al instante pasando de igual modo sus brazos por la cintura, sintiendo ahora más fuerte la presión de los pechos de María sobre él, y María de igual modo sintió como sus pechos le pedían estar más fuertemente unido a él, sin pensarlo él la beso, y ella le correspondió, fue un primer beso largo y profundo, de repente María se separó, y se alejó un poco.

-          Adolfo perdón por mi acto.
-          Disculpe María la culpa ha sido mía, perdóname, pero había sentido ganas de besarla desde el principio, pero que no sabía que le había pasado.

María lo volvió a mirar a los ojos, y se sinceró con Adolfo.

-          También he tenido ganas de besarte cuando te he visto, y cada vez que pasaba el tiempo a tu lado más ganas sentía de besarte.

Se volvieron a besar, con otro gran beso largo y apasionado. María sintió por primera vez, como sus pechos descansaban al estar en contacto con Adolfo, le encantaba sentir la presión sobre sus pechos, era la primera vez que sentía ganas que alguien le presionara sus pechos.

Sintió también al abrazarlo una nueva sensación que jamás la había sentido antes, que quería sentir presión en su vagina y fue al notar a través del traje de bajo el pene erecto de Adolfo, que estaba en contacto con su vagina, sintiendo unos deseos incontenibles de frotarse con su vagina, pero lo evito, sintiendo al poco unas ganas locas de orinar, que jamás antes lo había sentido, y menos orinarse en un baño público, pero por esta vez lo haría, no quería desperdiciar ese momento, pero después de aliviarse, noto que no había expulsado orín ella.

Recordó lo leído hace años, y reconoció que había tenido su primer orgasmo. Le había bajado poco la excitación, y su respiración se había tranquilizado un poco, su ritmo cardiaco también, pero seguía estando excitada.

Finalmente y después del alivio sentido por dichos besos, y sin dejar de estar abrazados ambos. Temió María, que podía venir alguien y verlos como unos quinceañeros allí, y que mejor sería ir a un baño privado, pues a ella no le gustaba que alguien pudiera venir y verla, pero tampoco quería separarse.

Además que estaba casada, y aunque ya había hablado desde el principio con su esposo, que no le importaba que tuviera una relación con otro hombre, él lo tenía con su novio desde la adolescencia, pero debido a los perjuicios de la sociedad estaba mal visto que él siguiera soltero, además de la herencia, y claro verla con otro hombre pues aún era peor.

Pasaron a un baño privado ambos, sintiéndose ahora los dos libres, María le confeso:

-          Es la primera vez que beso así a otra persona, jamás lo había hecho.

Adolfo se quedó mudo, pues aunque él tampoco tenía tanta experiencia pero jamás pensó que podía dársele tal situación.

María necesitaba quitarse la parte superior del bikini, para que Adolfo pudiera ver sus pechos, era unas ganas tremendas que tenía, y que no quería estar pensando en hacerlo o no, ella no necesitaba, y no quiso pensar en perjuicios.

Quedándose Adolfo boquiabierto al ver los pechos de María eran perfectos, ni grandes ni pequeños, erectos, semejantes, unos pezones marrón oscuro, casi negros, una aurora, perfecta del mismo color, sin ser grande, como la de otras mujeres que había visto, unos pezones que le pedían besarlos. Unos pechos que eran los más lindos que había visto jamás, ni de otras mujeres, ni en fotos, rozaban la perfección para él.

Se abrazó a María, y la fue besando en la boca. Decidió comenzar a explorar las sensaciones que sentiría al irla besando todas las partes de ella. Comenzó a besarle la oreja, notando como se aceleraba su respiración. Continúo por su cuello, sintiendo como María comenzó a emitir gemidos de placer que no podía remediar.

Era la primera vez que María sentía tanto placer, y no podía contenerse, por eso tenía la necesidad de lanzar sus gemidos de placer, a modo de aliviar tanta placer como estaba sintiendo. Finalmente Adolfo llego a sus pechos, y fue succionado sus pezones, igual que un bebe cuando amamanta.

María no pudo resistir expulsar sus gemidos al sentir como su pezón era succionado.

María sintió unas ganas irremediables de presionar con su vagina el pene de Adolfo y de igual modo de frotar su vagina sobre el pene duro. Sintiendo un nuevo orgasmo, mucho más grande que el anterior, dejándola casi sin fuerzas, aliviado únicamente por su gemido de placer.

Adolfo le encanto sus gemidos, eran unos gemidos que jamás había oído, Miro a María, y le veía como le habían salido unas lágrimas del propio placer que estaba sintiendo.

María lo miro Adolfo presintió que le estaba pidiendo que por favor le quitara la parte inferior de su bikini, y que él hiciera lo mismo con su bañador. Separo la parte inferior del bikini de María, encontrándose su vagina, sin nada de bello, totalmente depilada, bajo suavemente a besar la vagina de María, pues le encanto encontrase con una vagina, así de limpia sin nada de bello, y la beso.

María sintió como le estaban besando por primera vez su zona más íntima, y no podía soportar tanto placer al sentir como la legua de Adolfo iba recorriendo su zona más íntima, sintió varios órganos mientras le acariciaban su clítoris, perdiendo la cuenta.

María lo aparto, pues temía perder el conocimiento ya ella le pidió que subiera, pues no podía soportar tanto placer tan seguido, pues si tuvo varios orgasmo cuando la besaba. Pero fue besar su vagina con la lengua, al llegar al clítoris estos eran continuos, y temió que alguien pudiera acercarse al oír sus gemidos de placer. Pues no podía evitarlos, igual que un vehículo necesita expulsar los humos de la combustión del motor, ella necesitaba expulsar sus gemidos de placer, a modo de aliviar tanta tensión como sufría con tanto placer.

Se encontraron de nuevo frente a frente, María con su mirada le pedía que la penetrara, que lo necesitara. Adolfo dirigió su pene para penetrar la vagina de María. María no le apartaba la mirada, comenzó a sentir en la entrada de su vagina, como llegaba ese nuevo visitante.

María estaba deseosa de ese instante, y no quería perderse de mirar Adolfo como la iba aliviar de tanta presión. La fue introduciendo poco a poco, parecía un momento interminable. A María le encantaba que fue así tan despacio, y no hizo nada por acelerarlo, sentía un placer extremo, se contenía sus gemidos, para evitar cerrar sus ojos, sentía como su vagina no paraba de manar el jugo del placer. María no podía ya contener tanto placer en su cuerpo, necesitaba expulsarlo de una inmediatamente, ya no podía contenerlo más. Finalmente expulso su gemidos, momento en el término de entrar todo el pene de Adolfo, ya no pudo seguir mirando, cerrándose sus ojos, del placer que estaba sintiendo.

Adolfo veía los gestos que hacia María, para contener sus gemidos, hasta que ya le fue inevitable, María, comenzó a decir,

-          sigue así, mas… sigue, no pares, sigue, no la saques, sigue.

Sus orgasmos continuaban uno tras otro, nunca pensó que pudiera ser tan placentero tal acto. Sentía como entraba y como salía el pene de su vagina. Adolfo sintió que iba a eyacular. María lo presintió y le dijo:

-          Échalo dentro, que quiero recibir el placer de este momento. Estoy encantada de recibirlo, lo quiero todo.

Adolfo al eyacular agarro a María de la cintura, María quiso unirse más a él en ese momento tan especial. Al sentir como estaba eyaculando Adolfo en su Interior, le llego su último orgasmo de placer, más intenso que los anteriores, dejándola ya sin ningún tipo de fuerza, quedando ambos abrazados, y con la sensación calidad del agua caliente del baño privado, Quedándose ambos sin fuerzas y mirándose, María sentada encima de Adolfo, y con su pene en su interior.

Trascurrió media hora ambos uno encima del otro mirándose sin decirse nada, de vez en cuando se besaban, María recorría con sus besos toda la boca de Adolfo, y le causaba un fuerte placer, como le introducía su lengua en su boca.

-          Ha sido maravilloso -dijo María- aunque me encuentro casada, y aunque ya lo he hablado en infinidad de ocasiones con mi esposo, que me daba total consentimiento para tener otra relación con otra persona. No pensé que llegaría este momento pero se lo volveré a pedir a mi esposo.
-          Ha sido maravilloso –continuo María- que no había sentido serle infiel pues su matrimonio era de fachada al exterior, que jamás se había besado con su esposo, pero necesitaba hablarlo pues era su esposo y sobre todo su amigo después de tanto tiempo de convivencia.
-          Me encantara volver a estar a tu lado –le dijo Adolfo-
-          Me ha encantado –dijo María- el haber tenido relaciones íntimas contigo, nunca había sentido una necesidad de hacerlo, y menos lo había sentido, me encantaría volverlo hacer en ese instante otra vez, pero te pediría tiempo.

Adolfo acepto.

-          Le había encantado, y que le encantaría seguir estando abrazado a ella por toda la vida.

Volviéndose a besar en un peso apasionado ambos. María seguía aún excitada, de echo las mujeres no todas, van perdiendo la excitación poco a poco, pudiendo durar su excitación casi una hora más, al contrario del hombre que una vez que llega, se acabó en prácticamente el 90%

Continuo Adolfo acariciando sus orejas, su cuello, su boca, María sentía que quería seguir. Comenzó a sentir el pene de Adolfo como comenzaba a ponerse duro de nuevo, empezó a entrar en conflicto lo que había dicho con los sentimientos que manaban de su interior, este himpas de sufría entre que no quiero y me encanta este momento. Volvió a sentir como le venía otro orgasmo, entonces comenzó a dejar de pensar, y centrase en sus sentimientos, comenzó a mover su pelvis sobre el pene de Adolfo. Comenzado sus gemidos.

Miro Adolfo con una mirada que le pedía que la volviera a penetrar. Adolfo capto la señal rápidamente, y actuó. Sintiendo un gran placer al sentir como estaba dentro de ella el pene de Adolfo. No pudiendo evitar el lanzar un

-          Siiii, siiii, sigue asiii, no pares por nada del mundo.

Adolfo siguió sus órdenes al pie de la letra, María no paraba de disfrutar de dicho momento, que tanto tiempo había tardado en saborearlo.

Continuando los gemidos de María, y los orgasmos que parecían que no terminaban jamás, hasta que por fin eyaculo Adolfo, en el interior de la vagina de María.

María le agradeció este nuevo momento, y continuaron abrazados los dos.
 
FIN